El amigo del sótano: hora de pelear
Todos corrieron escaleras abajo para socorrer al sacerdote. Se encontraba bien. Se levantó con la ayuda de Bob, agarró el crucifijo que colgaba de su cuello y comenzó a rezar en voz alta. Todo se concentraba allí, en el sótano. Esa fuerza maligna había sido capaz de atacar físicamente a un sacerdote y eso significaba que todos corrían peligro. No podían dejar que, fuera lo que fuese, siguiese atormentando a Dorothy. Había llegado la hora de pelear.
El sacerdote levantaba la voz cada vez más. Sus oraciones resonaban en las paredes como martillos. De repente la casa comenzó a temblar. Todos estaban quietos, mirando a todos lados, esperando que el ente atacase de cualquier manera. El sacerdote seguía con sus oraciones, agarrado a su crucifijo y casi sin pararse a respirar.
Toda la maldad, la mala energía se concentró haciendo caer desplomada a Mary. Su capacidad de sentir las energías del otro lado le reveló que el amigo del sótano era algo más fuerte que una alma en pena. Bob y John socorrieron a Mary mientras el sacerdote continuaba con sus oraciones. Mary se retorcía de dolor. Esa batalla tenía que terminar de una sola manera: ganando. Había que expulsar a ese ente de la casa de Dorothy y había que hacerlo ya.
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