El aquelarre: el fantasma de la habitación
Caía la noche y Linda volvía a reclamar su momento de tranquilidad. De nuevo en el silencio de la noche, con toda la familia durmiendo, Linda se volvía a acompañar de un libro después de un día muy largo. Pero algo no marchaba bien. Había tensión, algo incómodo en el ambiente. La imagen del hombre colgado que vio por la ventana aún rondaba su cabeza. Esa no iba a ser la noche idónea para su momento a solas. Linda cerró su libro, apagó las luces y subió hacia su habitación. En las escaleras notó un olor extraño: olía a humo de cigarro. Nadie de su familia fumaba. Por unos segundos se quedó parada en las escaleras. Empezó a subir muy despacio, intentando descubrir de dónde venía ese olor. Venía de su habitación. Linda asomó la cabeza por un lado de la puerta y vio a un anciano fumando mientras miraba por la ventana. Asustada, se quedó pegada a la pared intentando que el anciano no la viese. Volvió a asomar la cabeza, pero el anciano había desaparecido. El olor a humo aún se sentía.
Matt salió de su habitación. Había escuchado los pasos de su madre y aún estaba despierto. Lo que había ocurrido esa tarde después de haber quitado el candado de la habitación no le dejaba dormir. Linda, al ver a Matt, quiso contarle lo que acababa de ver. Los dos se contaron todo lo que habían visto en la casa: el hombre ahorcado, la niña de la ventana, las puertas que se abrían y cerraban, el humo, el anciano… los dos sabían que había fantasmas en esa casa.
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