El aquelarre: una casa maldita
Matt no podía ver sufrir a su madre. Su papel como hijo y hermano mayor, sobre todo ahora que su padrastro pasaba la mayor parte del día fuera en el seminario, era el de protector de la familia. Ya por la mañana cogió su bicicleta y se dirigió a la biblioteca. Allí estuvo durante horas revisando periódicos locales antiguos, en busca de alguna noticia que pudiera darle alguna pista sobre todo lo que estaba pasando en su casa.
Después de muchas horas empezó a encontrar todo lo que necesitaba. Una de las noticias hablaba sobre el suicidio de un hombre que se había colgado frente a la casa. Ese podría ser el mismo hombre que había visto su madre algunas noches atrás. En otra noticia hablaban de una muerte en extrañas circunstancias. Una niña de seis años se había caído por las escaleras de la casa y se había roto el cuello. Esta podría ser la niña que vio saludándole desde la ventana de la habitación de arriba. Y una tercera noticia, esta más reciente, que hablaba sobre el suicidio de otro hombre dentro de la casa, historia que concordaba con la que le contó la señora a la que ayudó con sus últimas cajas.
Matt sólo sacó una cosa en claro: esa casa debía estar maldita. Tres noticias, tres suicidios y tres fantasmas que habían visto con sus propios ojos él y su madre. Llegado a este punto, se encontró perdido, sin saber qué más hacer. En casa le esperaban con una fiesta sorpresa: era el día de su cumpleaños.
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