El misterio de la antigua Diputación de Granada

Vista del antiguo edificio de la Diputación de Granada, actual oficina del catastro y retrato robot del padre Benito
Cuando uno habla de misterios, de sucesos paranormales, casi parece que tenga que irse por costumbre a lugares al otro lado del mundo o retroceder en tiempo varios siglos para conocer esas historias que se cuentan de noche y con las luces apagadas. En España también tenemos un buen número de lugares con historias misteriosas que han perdurado hasta la actualidad y que incluso han sucedido no hace demasiados años.
Uno de esos lugares se encuentra en la ciudad andaluza de Granada, en la calle Mesones. El edificio que hoy ocupa la gerencia territorial del catastro, antes, en la década de los ochenta funcionaba allí la antigua Diputación de Granada. Allí se hablaba de trabajadores que veían objetos moverse y que escuchaban voces donde no había nadie. Los vigilantes de seguridad hablaban de máquinas de escribir que tecleaban solas por las noches, ascensores que funcionaban solos y de multitud de voces y golpes.
El caso acabó siendo investigado por un grupo de expertos -investigación no exenta de contrariedades incluso entre los miembros del grupo- e incluso saliendo en un diario de la ciudad. Los investigadores hablaban de luces y voces que, pensando ellos que eran de gente que sólo intentaban molestar, acabaron no siendo registradas por las grabadoras que usaban en ese momento. La polémica apareció cuando uno de los expertos dijo haber visto un rostro que, según contaban los vecinos del lugar, pertenecía a un antiguo sacerdote: el padre Benito. Varios de sus compañeros negaron haber visto ese rostro. Hoy, en el catastro, sus trabajadores ya no hablan de sucesos extraños.
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