Fundamentos del Taoísmo
Los fundamentos del Taoísmo se basan en la existencia de tres fuerzas o corrientes, en la pasiva, en la activa y la conciliadora. La activa y pasiva se complementa entre sí, logrando un equilibrio, formando una sola unidad y funcionando como tal.
La fuerza pasiva, que es femenina, sutil y húmeda es llamada “Yin”, la fuerza activa, masculina, concreta y seca es llamada “Yang”, ambas forman el célebre y famoso “Yin Yang”. Y la tercera fuerza, la conciliadora y más poderosa que las dos anteriores es llamada “Tao”.
En otra interpretación del taoísmo se contempla que el “Yin Yang” como equilibrio es el lado Tao, es decir que para lograr la tercera fuerza, se debe lograr tener las dos primeras. Si nos vamos al lado literal, Yang significa: “la ladera luminosa de la montaña”, y el Yin significa: la ladera oscura l de la montaña”. Como se puede deducir, uno es el lado luminoso y el otro el lado oscuro, ambos forman un equilibrio hasta literalmente hablando. Este equilibrio sería el Tao.
Pero para algunos filósofos que siguen esta corriente taoísta, el Tao como sí es algo supremo que no se puede alcanzar en una vida terrenal, es algo superior. Por otro lado el Tao, también es contemplado como el camino o la senda que nos conduce a la meta.
El Tao también es considerado el nombre global que se les da al orden natural del universo, es el acercamiento del ser humano a la naturaleza y a ese orden cíclico que existe en ella. Lo que se podría traducir en armonía y concordancia con la propia naturaleza. Bajo este concepto los filósofos escribían sobre el Yin y el Yang, como términos referidos a la naturaleza. Hoy el concepto del Yin Yang, abarca más de lo que el Taoísmo tradicional encierra, ya que es una filosofía que ha sido adoptada por varias vertientes religiosas.
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