‘My Ghost Story’: la sombra demoníaca (II)
Debra siempre pensó: “Somos buenas personas. Hemos tratado bien a todo el mundo y hemos cuidado siempre de los nuestros. No nos pueden pasar este tipo de cosas.” Pero Debra se equivocaba, quizás no queriendo dar por sentado el simple hecho de que ese tipo de cosas no dependen de uno mismo.
Alrededor de un mes después, la hermana de Debra dejó a la pareja al cuidado de su perro durante el día. El perro se quedó atado en el sótano. Su cadena estaba sujeta a un grifo antiguo que había en la pared. El perro comenzó a actuar de forma extraña, gruñendo a la puerta del sótano y a una de las ventanas, como en un estado de alerta constante. Además ese día había sido un día especial en lo a que ruidos extraños se refería. Seguían chocando los vasos, seguían los pasos y las puertas que se abrían y se cerraban. Debra comenzó a escuchar también lo que parecían ser risas de una niña y un murmullo, como si fuese una conversación.
La hermana de Debra llegó para recoger a su perro y de paso llevarse a su hermana. Esa noche se quedó solo Willie en casa. Se había quedado dormido en el sofá, eran sobre las dos de la madrugada cuando comenzaba a escucharse un ruido enorme que venía del sótano. La puerta sonaba como si alguien estuviese intentando abrirla de forma violenta. El terror se apoderó de Willie y este no fue capaz de moverse del sofá.
Más información – ‘My Ghost Story’: la sombra demoníaca (I)
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