(A Haunting) Desde la tumba: Jamie
Jamie no se preocupó más allá del susto de Mason por lo que ella pensó que había sido una pesadilla. Mason no quiso volver a la cama hasta que su padre volviese del trabajo. Esa noche aún llegaría más tarde. Una vez con Aaron en casa, aunque bastante tarde, todo volvió a la calma habitual.
A la mañana siguiente Aaron se llevó a Mason a pasear. Lacey dormía en su cuna mientras Jamie aprovechaba para poner todo en orden. Estaba en la cocina, todo estaba en calma. Había terminado de guardar unos botes en los armarios de encima del fregadero. Su intención era continuar limpiando el salón. Se dio la vuelta y, al llegar a la puerta de la cocina, unos ruidos hicieron que se quedase quieta junto a la puerta. Jamie no se giró hasta que los ruidos pararon. Una vez todo volvió a quedar en silencio giró la cabeza. Todos los armarios de la cocina tenían las puertas abiertas. Muy despacio, y culpándose a ella del despiste para no pensar nada que pudiera ser realmente aterrador, fue cerrando los armarios uno por uno.
Aaron y Mason volvieron de la calle. Jamie se llevó a Mason para darle un baño. Allí estuvieron jugando un buen rato en la bañera. Jamie se dio cuenta de que había olvidado la toalla, así que salió del baño y agarró una toalla del armario que había junto a la puerta del baño. Recién con la toalla en la mano, la puerta del baño se medio cerró y Mason comenzó a hablar, pero no hablaba con su madre. Jamie entró de vuelta con la toalla y preguntó a Mason: “¿Me estabas hablando a mí?” Mason respondió: “No, hablaba con un hombre, pero se acaba de ir”.
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