(A Haunting) Desde la tumba: Mason
Jamie y Aaron eran una pareja de ideas claras: primero vendría la casa y luego vendrían los hijos. Ya eran unos buenos años los que la pareja venía conviviendo y ambos sabían que su futuro sería el uno junto al otro. Aaron llevaba ya tiempo buscando la que tendría que ser la casa de su familia. Pasarían meses hasta que Aaron la encontrase, pero aún faltaba la última gran palabra: faltaba el “sí” de Jamie.
Aaron llevó a Jamie a que conociera la casa. Una vez la vio, las imágenes llenaron su cabeza. Jamie ya se veía en el jardín jugando con sus futuros hijos. Jamie miraba la casa y no se sentía extraña imaginándose entrando en ella: “creo que acabamos de llegar a casa, Aaron”. En los siguientes tres años nacieron Mason y Lacey.
A pocas casas de donde ellos vivían había un pequeño cementerio que databa de la guerra civil. El cementerio no era un lugar extraño para nadie en el vecindario. Incluso cuando Jamie salía con los niños al parque, cruzaban siempre por el cementerio hasta llegar al parque favorito de Mason. Fue en una de esas tardes cuando Jamie se dio cuenta de que Mason, mientras cruzaba el cementerio, siempre se quedaba mirando a un mismo lugar, como si estuviese viendo a alguien.
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