A Haunting: Poseída (fuego)
Mary sacó fuerzas de flaqueza y se dirigió hacia su habitación. Se sentó en la cama. Llevaba sus medallas bendecidas por el sacerdote con ella. En su mesilla tenía una Biblia. La agarró y comenzó a leerla en voz alta. Un fuego abrasador parecía haber calentado las medallas de Mary. Las agarró con la punta de los dedos. Estaba exhausta, no podía más, tiró fuerte de la cadena y estrelló las medallas contra la pared. Estaba completamente llena de odio. Agarró la Biblia para seguir leyendo, pero la lengua se le hacía nudos, no podía leer… ya no podía siquiera leer… los dedos se le cerraron, agarrando páginas del libro y rompiéndolas. Cerró el libro de un golpe y lo lanzó contra la ventana.
¿De dónde salía tanto odio? Esa no era ella. Pero el odio una vez más se volvió contra ella. De nuevo los golpes, puñetazos, las arrastradas de un lado a otro de la cama, cada vez con más violencia. Parecía como si le diesen patadas en los costados para que no pudiera levantarse. Mary quedó desmayada en el suelo y allí, tirada, amaneció. Esta vez dolía de verdad. Esta vez había marcas de los golpes. Ahora sí que no sabía que hacer.
Más información – A Haunting: Poseída (“vuestra fe no vale nada”)
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