La historia de las supersticiones más conocidas (VI)
Seguimos con más historias sobre supersticiones. El miedo a las sombras es algo muy común. De hecho contamos con decenas de testimonios de gente que asegura haber visto una sombra a los pies de su cama mientras dormía y situaciones por el estilo. Pero si echamos la vista atrás, muy atrás, nos encontramos que el miedo a las sombras partía de una acción muy diferente; tan diferente como era el hecho de mirar el fuego mientras unos troncos ardían.
Había gente que aseguraba que los troncos, al arder, conseguían que el fuego proyectase misteriosas imágenes en las paredes de las casas. Era una de esas imágenes la más temida dentro de todos los que creían en esta superstición. Todo comienza con una persona encendiendo el fuego. Cuando el fuego está en su punto más alto y las imágenes proyectadas comienzan a tomar forma, si una de esas imágenes adopta la forma de una sombra humana sin cabeza significa que la persona que encendió ese fuego morirá antes de que acabe el año.
La sombra de los difuntos también tenían que se protegidas de los posibles infortunios. En la Europa medieval se creía que si una persona moría durante la noche, su espíritu, al alejarse, podía correr el peligro de quedar atascado en su intento de cruzar un río, consiguiendo así que su alma no alcanzase la otra vida. Entonces el espíritu volvía en busca de su cuerpo. A raíz de ese miedo se tomó la costumbre de tapar los barriles que contuvieran agua. Además fueron varios los pueblos que llegaron a construir puentes que ayudasen a los fallecidos a raíz del miedo de que todas esas almas decidieran volver.
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