La historia de las supersticiones más conocidas (VII)
El primer día que empezamos a conocer un poco más de las consideradas supersticiones más conocidas nombrábamos dos de las que, ahora que me fijo, no entré a explicar apenas nada. Así que las dos supersticiones van a ser precisamente esas dos. Hoy empezaremos con ese gesto que aún hoy se sigue usando, aunque por motivos muy diferentes a los originales.
¿Cuántas veces te han hecho una pregunta comprometida y tú, con la mano detrás de la espada, has respondido mientras cruzabas los dedos? Ese gesto de cruzar los dedos que tanto se asemeja hoy al hecho de contar mentiras, también se suele usar a la hora de pedir un deseo o incluso para atraer la suerte: “-Voy a una entrevista de trabajo. -¡Cruza los dedos!”
Ese gesto, que representa a una cruz, según los supersticiosos conjura la mala suerte y también aleja las influencias maléficas. Este gesto surge ya en los primeros momentos del cristianismo; se decía que, replegando el pulgar bajo los otros dos dedos, se conseguía alejar los malos espíritus. También haciendo esa operación, pero con las dos manos y dejando el pulgar asomando entre el índice y el mayor. Algunos autores dan por hecho que el origen de esta acción es mucho anterior a la cruz cristiana y que se podría remontar a tiempos paganos.
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