Los sueños en la historia
En Egipto los sacerdotes también actuaban como intérpretes de sueños y era costumbre registrar sus sueños en jeroglíficos, ya que las personas con sueños importantes se consideraban bendecidos y especiales, así como las personas que tenían el poder de interpretar sueños eran divinizadas como dotadas, llegando a formar parte en las decisiones de gobierno.
Los sueños ocupaban un lugar real a donde el espíritu y el alma viajaban cada noche, así lo creían los chinos, para quienes el alma abandona el cuerpo y entra en este mundo, creyendo también que si despertaban repentinamente de sus sueños, el alma tal vez no volvería a su cuerpo, transformándose literalmente la persona en un zombie, por esta razón algunos chinos aun hoy en día se resisten a el uso de relojes de alarma.
Algunas tribus de nativos americanos como las civilizaciones de México comparten esta misma noción de una dimensión de sueño distinta, ya que ellos creían que sus antepasados vivían en el mundo de sus sueños y tenían formas no humanas, como las plantas. Consideraban a los sueños como una manera de visitar y tener contacto con sus ancestros quienes en ese mundo onírico les seguían transmitiendo enseñanzas.
Durante la Edad Media los sueños eran vistos como el mal y sus imágenes representaban las tentaciones del diablo, ya que en ese estado se era vulnerable y el diablo se podía apoderar de la mente de los seres humanos contaminándola con pensamientos tóxicos, que engañaban a las personas y las inducían a tomar un camino equivocado.
En el siglo XIX los sueños fueron comprendidos como fruto de la ansiedad, un problema familiar o incluso una indigestión, por lo tanto no tenían ningún significado para ésta época, pero más tarde, fue el famoso psicólogo Sigmund Freud quien revindico la importancia de los sueños y su significado, instalando la necesidad de su interpretación como una revolución en el estudio de la psicología humana, creando una escuela de sus enseñanzas.
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