Magia Celta, una fuerza natural capaz de cambiar el destino
Muchas personas hoy en día han oído hablar de los misteriosos megalitos de Stonehenge, la leyenda del Rey Arturo y su mago Merlín, sin embargo, pocos saben que estas historias tienen su origen en la herencia celta, una raza que habitó toda una extensa zona de la moderna Europa y las islas británicas.
Sus sacerdotes eran conocidos como los Druidas, pero no eran sólo sacerdotes, sino también jueces, astrónomos, curanderos, adivinos y magos, ya que la palabra “Druida” etimológicamente se encuentra relacionada con los árboles, los cuales para ésta cultura poseen un poder mágico o especial, sobre el que se basaba la magia de los druidas precisamente en el poder de la naturaleza, que incluye los cuatro elementos, el poder de los árboles, los bosques y los animales.
Usando su conocimiento milenario de la naturaleza, los magos celtas crearon complejas estructuras mágicas, que podían unificar los poderes de los árboles, la naturaleza y el espacio, para alcanzar cualquier objetivo que se propusieran, sumando su habilidad para el arte es la magia rúnica.
Las Runas son los caracteres escandinavos que data del siglo segundo y de acuerdo con las leyendas de Odin, fue el Dios que las dio a las personas y cuya simbología fue utilizada por la magia celta, que a través de sus proyecciones complejas o multi-dimensionales pueden ayudar a corregir el tiempo y espacio, situación que permite conocer el destino de quien las consulte.
Los rituales de los sacerdotes celtas consistía principalmente en los hechizos, la preparación de diversos amuletos mágicos y la atracción de los elementos naturales de las victorias de batalla o de los cultivos y entre los diferentes métodos para predecir el futuro, los celtas utilizaban frecuentemente los símbolos rúnicos de adivinación, llamados Runemales.
El oro de los Celtas era capaz de invocar a las fuerzas de la naturaleza y les permitía llevar a cabo correcciones de los acontecimientos, jugando un papel importante en el camino de la vida de cada individuo que los consultaba, a lo que sumaban una serie de runas y otros símbolos escritos con el propósito de cambiar el destino en la dirección deseada.
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