¿Qué son las mancias?
Palabras como cartomancia, quiromancia y similares sí que nos suenan conocidas, todas ellas referentes a diferentes métodos de adivinación que se han usado y aún se siguen usando a lo largo de los años. Usar una baraja de cartas de Tarot, leer las líneas de la manos, usar runas, interpretar los posos del café… cada una de esas opciones sería considerada como una mancia. Si buscamos el significado de la palabra “mancia” buceando en internet, esto es lo que nos encontramos:
Elemento compositivo que forma sustantivos femeninos con el significado de adivinación, arte o práctica de agorar la fortuna, el destino o el porvenir, por medio de lo indicado por el elemento precedente.
La mancia como tal no figura en el diccionario como palabra autónoma, aunque eso no la exime de figurar detrás de más de 200 vocablos (aeromancía, alectomancía, bibliomancía, capnomancía, cartomancía, catoptromancía, ceraunomancía o demonomancia entre muchos otros). Entonces, toda la acción que rodea a la mancia se basa en el hecho de pensar, pero no pensar de una manera cualquiera, sino que se basa en la acción del que es capaz de entrar en un trance para poder conectarse con esos entes poderosos que le ayudan en su tarea dentro de la adivinación.
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