Seres Mitologicos: Las Sirenas

En la mitología griega las sirenas eran tres peligrosas mujeres-aves, seductoras ya que eran capaces de atraer a los marineros con su encantadora música y voces, llevándolos al naufragio cuando se acercaban demasiado a la costa rocosa de una isla, bajo el efecto hipnótico que generaban.

Los poetas romanos las ubicaban en una isla llamada Sirenum scopuli y en algunas tradiciones posteriores las ubicaron en la isla de Anthemoessa o Anthemusa, el Cabo Pelorum y en las islas conocidas como el Sirenuse, cerca de Paestum o en Capri. Todos estos lugares estaban rodeados por acantilados y rocas.

Cuando las sirenas se afiliaban como las hijas del dios del río Aqueloo, padre de Terpsícore, Melpómene, Estérope o Chthon (en Helen Eurípides en su angustia hace un llamamiento a “doncellas aladas, hijas de la Tierra”). A pesar de que atraían a una muerte segura a los navegantes, para los griegos las sirenas no eran las deidades del mar.

Los escritores romanos vinculaban a las sirenas más cerca del mar, como hijas de Forcis. En la Odisea, Homero no dice nada de su origen o nombres, pero da el número de las sirenas como dos y más tarde otros escritores mencionan sus nombres y el número afirmando a tres, Peisinoe, Aglaope y Thelxiepeia.

Las sirenas de la mitología griega más tarde en ocasiones se presentan en el folclore como totalmente acuáticas. La palabra sirena en español, francés, italiano, polaco, rumano y portugués respectivamente, se escribe como; sirena, sirene, syrena y sereia, teniendo en cuenta además que en la biología los sirenios comprenden un orden de mamíferos totalmente acuáticos, donde se incluye al dugongo y el manatí.

Actualmente la existencia de las sirenas sigue vigente, como un misterio que se encuentra muy arraigado en todas las culturas del mundo y que todos desearíamos que fuera real.